domingo, 7 de noviembre de 2010

Autoconocimiento, información, vocación y elección

(Artículo que intenta responder a las tres cuestiones de la Práctica D del Bloque II)

En la entrevista Construyendo el propio futuro, Ricardo M. Barrera da algunas claves de cómo el joven actual  puede construir su propia identidad vocacional y, asimismo, el papel que juega el docente en dicho cometido.

   De eso precisamente reflexiona en su web, POPPS Construyendo Futuro, Ricardo M. Barrera. Debido a que en su país, Argentina, se experimenta un fracaso en la universidad de magnitudes importantes (el 80% de los jóvenes que deciden acceder a una carrera acaban tirando la toalla) esta web intenta responder a las cuestiones más urgentes e inmediatas sobre el futuro profesional de los jóvenes. En este sentido, Ricardo M. Barrera  asegura que “no hay secretos ni fórmulas mágicas: hay que tener buena información”.

   Desde este Blog queremos trasladar a España estas inquietudes surgidas en un país latinoamericano que, como otros, aspiran a que sus conciudadanos apuesten por una formación para potenciar la economía emergente que, sobre todo, en Brasil está ya fecundando.

 El crecimiento económico de un país se debe 
al conocimiento, libertad y esfuerzo de sus ciudadanos

   Para que dicha empresa sea llevada a feliz término, educandos, docentes y (nosotros añadiríamos) familiares, han de permanecer unidos para que el joven se encuentre a sí mismo, y halle su lugar en la sociedad. Como el título de esta reflexión da a entrever, el educando ha de autoconocerse, informarse acerca del entorno en el que está y lanzarse en el camino de la vida. En palabras de Ricardo M. Barrera, “El amor a la vocación y la capacidad que se tenga para ejercerla también abre caminos”. Porque, en efecto, “se nace con tendencias y habilidades naturales, y la vocación se va construyendo con las experiencias, conocimientos, creencias y valores que va incorporando la persona en el desarrollo de los primeros años de su vida”.

   Por ello, es infinitamente importante permanecer cerca del joven en el momento de los cambios que acarrea la adolescencia. Elementos innatos y adquiridos configuraran un esqueleto en el alma, a partir del cual se desarrollarán los demás huesos, músculos, tejidos y órganos. Pero es importante que el joven conozca su propio esqueleto, para darle funcionalidad y que sus huesos, músculos, tejidos y órganos puedan funcionar eficaz y adecuadamente. Y, siguiendo con el símil, el objetivo último es que ¡él se encuentre a gusto con su propio cuerpo! Dicho de otro modo por Ricardo M. Barrera, “si las habilidades naturales de la persona y las que fue desarrollando son coincidentes con las requeridas para el ejercicio de la profesión que se deriva de su verdadera vocación, estamos en presencia de una persona con grandes posibilidades de ser exitosa en su vida profesional”.

 Los frutos se conseguien si se trabaja con vocación
                                    
   Sobre el título escogido para esta reflexión versa soslayadamente Ricardo M. Barrera. Él piensa que es trascendental elegir un oficio o profesión a partir del modo en que se “realiza un profundo análisis personal (autoconocimiento) y contextual, en el cual es fundamental informarse sobre las profesiones (más que sobre las carreras), es decir, sobre la carrera en su ejercicio real y su impacto en la vida”

   Para ello, aterrizando en terrenos prácticos y concretos, Ricardo M. Barrera cree que “es muy aconsejable participar en un taller o sesión de orientación vocacional que incluya un test y/u otras herramientas de introspección”. En este sentido, desde la ESO española se pueden dedicar tutorías para que el joven se conozca a sí mismo en sus dimensiones más fundamentales (cuerpo, alma, y mente), reciba información sobre su entorno socioeconómico, político y religioso,  apoestando decididamente por la toma de un rol o papel en la sociedad.

   A partir de ese instante, se estudie carrera universitaria o módulo de formación profesional, será positivo para el joven la actualización constante del objeto de su profesión. Esta idea, expresada por Ricardo M. Barrera, versa así: “lo que es vital para desarrollarse personal y profesionalmente en esta sociedad del conocimiento es el estudio, el aprendizaje y la actualización constantes”. Porque, “la universidad no es para todos; sin embargo, estudiar sí debe serlo”.

 La formación ha de ser una constante en la etapa vital del ser humano

   En conclusión, Ricardo M. Barrera aboga por el autonocimiento y la libre decisión del joven en sus decisiones últimas y sustanciales. Para ello, los educadores debemos apostar por esta misión, acompañándoles y proporcionándoles instrumentos que cumplan con el objetivo de dicha misión. Porque, en definitiva, “él (el joven) es el artífice de su propio destino y, por lo tanto, debe ponerse al timón de su desarrollo personal y no dejar que otro ocupe ese lugar y tome las decisiones por él, ni que el barco navegue a la deriva y sea la corriente la que decida el destino”.

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